Es posible prevenir hasta el 75 % de los casos de
leucemia en varones (Agencia Internacional para la Investigación sobre
el Cáncer 1990). La supresión de la exposición a las radiaciones y al
benceno reduce el riesgo de leucemia, pero no se ha podido calcular la
reducción potencial a nivel mundial. El tratamiento de las leucemias
incluye la quimioterapia (con uno o varios fármacos), los trasplantes
de médula ósea y el interferón. En la LLA y la LMA el trasplante
medular permite una supervivencia sin enfermedad del 25-60 %. El
pronóstico es sombrío en pacientes en los que no se consigue la
remisión o que recidivan. De los que recidivan, alrededor del 30 %
consiguen una segunda remisión.
La causa
fundamental de que no se produzca la remisión es la muerte por
infección y hemorragia. La supervivencia de los pacientes con leucemia
aguda no tratada es del 10 % en el año siguiente al diagnóstico.
La
media de supervivencia de los pacientes con LLC antes del inicio del
tratamiento es de 6 años. La supervivencia depende del estadio de la
enfermedad en el momento de establecer el diagnóstico.
Las leucemias pueden aparecer tras el tratamiento médico de otras neoplasias malignas (como la enfermedad de Hodgkin, los linfomas, los mielomas y los carcinomas de ovario y de mama) con radiaciones y determinados agentes quimioterapéuticos. La mayoría de estos casos secundarios de leucemia son leucemias no linfocíticas agudas o síndromes mielodisplásicos (un proceso preleucémico). En las leucemias secundarias a un tratamiento y las asociadas a la exposición a radiaciones y benceno parecen ser más frecuentes las anomalías cromosómicas. Estas leucemias agudas suelen ser también más resistentes al tratamiento. Se ha publicado que en los pacientes con LMA con profesiones consideradas con alto riesgo de exposición a leucemógenos es más frecuente la activación del oncogén ras (Taylor y cols. 1992).
Las leucemias pueden aparecer tras el tratamiento médico de otras neoplasias malignas (como la enfermedad de Hodgkin, los linfomas, los mielomas y los carcinomas de ovario y de mama) con radiaciones y determinados agentes quimioterapéuticos. La mayoría de estos casos secundarios de leucemia son leucemias no linfocíticas agudas o síndromes mielodisplásicos (un proceso preleucémico). En las leucemias secundarias a un tratamiento y las asociadas a la exposición a radiaciones y benceno parecen ser más frecuentes las anomalías cromosómicas. Estas leucemias agudas suelen ser también más resistentes al tratamiento. Se ha publicado que en los pacientes con LMA con profesiones consideradas con alto riesgo de exposición a leucemógenos es más frecuente la activación del oncogén ras (Taylor y cols. 1992).
fuente: www.segind.blogspot.com