skip to main |skip to sidebar
sintomas del cancer oseo
Son tres los signos y síntomas que
acompañan al tumor óseo y que constituyen la principal
causa de la consulta:
- Dolor.
- Aumento de volumen.
- Impotencia funcional.
Todos ellos son absolutamente inespecíficos, y bien pueden
corresponder a muchas otras lesiones óseas o articulares que
también se manifiestan por dolor, aumento de volumen o
impotencia funcional. Esto obliga a ser muy cautelosos en su
interpretación y, junto con considerar varias posibilidades
diagnósticas, el clínico debe contemplar como posible
también la existencia de un tumor óseo.
Ignorar esto ha hecho que el dolor, el aumento de volumen o la
impotencia funcional, hayan sido atribuidos muy ligeramente a otras
causales sin haber, siquiera, pensando en un tumor óseo,
realmente presente.
El Registro puede contar por decenas los casos de tumores
óseos benignos o malignos en los que los signos y
síntomas que les eran propios, fueron atribuidos a causas
diversas.
De esta experiencia se desprende una «segunda ley de
oro» «En todo enfermo que presente dolor, aumento de
volumen o impotencia funcional, referidos al sistema
esquelético y que perdure sin una causa legítima, debe
considerarse la posibilidad de un tumor óseo». El
clínico debe sentirse obligado a exigir un buen estudio
radiográfico del segmento óseo comprometido.
El desconocimiento de esta ley clínica, ha sido la causa de
la mayoría de los errores de diagnóstico en la
casuística del Registro de Tumores Oseos.
Dolor
Los distintos caracteres con los cuales puede
presentarse el dolor, extensión, duración, intensidad,
tienen un valor muy relativo como para deducir de él la
naturaleza de la lesión que lo provoca.
En general el dolor está referido al sitio de la
lesión tumoral; en las localizaciones vecinas a una
articulación, en general el dolor es articular y ello es
propio de tumores epifisiarios (tumor de células gigantes por
ejemplo) o yuxta-articulares, metafisiarios, como ocurre en el
sarcoma osteogénico. Ubicaciones en columna vertebral
(mielomas, metástasis, hemangiomas), generan dolor vertebral
con muy frecuentes irradiaciones neurológicas.
Son propios de tumores benignos (osteocondromas, condromas), los
dolores discretos, persistentes, tolerables y que no alteran la
capacidad funcional; por el contrario, dolores intensos,
rápidamente progresivos, invalidantes, sin relación con
la actividad, son propios de un tumor agresivo (tumor de
células gigantes) o francamente maligno (osteosarcoma, sarcoma
de Ewing).
Cuando los síntomas y signos, especialmente el dolor, se
intensifican brusca y violentamente, hay que sospechar que el tumor
es agresivo (T. de células gigantes, por ejemplo) o es
maligno; que ha destruido la cortical del hueso y compromete el
periósteo, que ha habido una hemorragia intratumoral o ha
sufrido un traumatismo.
El hecho clínico, así manifestado es, en principio,
de mal pronóstico.
Aumento de volumen
Caracteriza en forma muy evidente el tipo
biológico de la lesión.
Tumores benignos (osteocondromas, condromas), evolucionan sin
dolor y con un crecimiento muy lento durante años enteros.
Ello explica que pasen inadvertidos o no haya, para el enfermo,
motivo de inquietud que lo haga consultar.
No ocurre lo mismo con tumores de rápido crecimiento. En
ello hay que sospechar una lesión agresiva (no necesariamente
maligna como es el caso del tumor de células gigantes por
ejemplo) o de un sarcoma: sarcoma osteogénico, sarcoma de
Ewing, histiocitoma fibroso maligno, que evolucionan
rápidamente en cuanto a dolor y crecimiento.
La incapacidad física por dolor, la existencia de signos
inflamatorios, en general, permiten una interpretación
parecida. Claudicación, limitación funcional y zona
afectada con signos inflamatorios positivos, generalmente, son
indicios claros de un proceso agresivo (tumores de células
gigantes) o de un sarcoma óseo (sarcoma de Ewing).