La
angiogenesis es la formación de nuevos vasos sanguineos a partir de
otros preexistentes. Se trata de un proceso que habitualmente está
inhibido y se observa únicamente en situaciones esporádicas como la
reproducción, el desarrollo y la cicatrización de heridas.
La angiogénesis mantenida es característica de diversas patologías, como
la diabetes mellitus, la psoriasis y la artritis reumatoide. Asímismo,
se ha observado que es un factor esencial para el crecimiento tumoral y
la formación de metástasis.
El estudio de la angiogénesis no sólo es importante por su interés
biológico, sino por su aplicación al diseño de nuevas estrategias
terapeuticas contra el cáncer.
LA ANGIOGENESIS TUMORAL
La angiogénesis tumoral es la proliferación de un grupo de vasos
sanguíneos que penetran en el interior del tumor, aportándole oxígeno y
nutrientes. El proceso de la angiogénesis está regulado por moléculas activadoras e inhibidoras.
En condiciones normales predomina la inhibición. Cuando se presenta la
necesidad de nueva vascularización los activadores de la angiogénesis
aumentan y los inhibidores disminuyen.
Esto ocasiona la secreción de moléculas por parte del tumor que
envían señales al tejido sano circundante. Esta señal activa ciertos
genes del tejido del huesped que estimulan, a su vez, a las proteínas
para el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos. Estos nuevos vasos no
son morfológica ni funcionalmente normales. Se trata de vasos débiles,
con "fondos de saco" ciegos y flujo invertido e intermitente. Como
resultado, aunque existe un incremento de la vascularización, el aporte
de oxígeno y fármacos es más escaso que en el tejido sano. Esto
contribuye a la selección genética de las células tumorales y a la
resistencia a fármacos y radiaciones.