Ya es posible diagnosticar el cáncer de mama avanzado de manera temprana
con un simple análisis de sangre, lo que permitirá determinar el mejor
tratamiento para cada paciente de una manera menos agresiva para su
salud.
El proceso consiste en recoger la información clínica de la paciente y
una muestra de sangre, que se mantiene a temperatura ambiente durante 72
horas.
Se utiliza en USA para detectar el cáncer de próstata y el de colon. En
España se utiliza para el cáncer de mama, con un equipamiento de
diagnóstico donado por la Fundación Rafael del Pino al Hospital 12 de
Octubre de Madrid.
Tras separar el plasma del resto de componentes sanguíneos y tratar la
muestra, se puede determinar si hay células tumorales circulantes (éstas
se desplazan al torrente sanguíneo nada más aparecer el tumor e incluso
pueden permanecer en el cuerpo tras extirparlo), lo que permite a los
médicos saber si la enfermedad se va a reproducir e intentar evitarlo
mediante quimioterapia.
Una vez analizada la sangre se extraen las células, se detecta, en su
caso, la aparición de metástasis y, por último, se hace una hipótesis de
la evolución de la enfermedad a la vez que se determina la
quimioterapia más adecuada y menos agresiva para la salud.
Otro avance en el diagnóstico a partir del análisis de sangre consiste
en la identificación de las células del glioblastoma, uno de los tumores
cerebrales más agresivos: liberan microvesículas que puedenn detectarse
con un simple análisis de sangre, según un artículo publicado por la
revista científica británica Nature Cell Biology.
Investigadores del Massachusetts General Hospital (USA) explicaron, en
el artículo, que se liberan vesículas suficientes como para que
traspasen la barrera de la sangre cerebral y puedan ser detectadas con
un análisis común.
Esas pequeñas vesículas, llamados exosomas, también podrían ser útiles
para conocer la naturaleza del tumor y poder así desarrollar un
tratamiento para luchar contra el glioblastoma.
El equipo investigador, liderado por Xandra Breakefield, indica que las
células del glioblastoma liberan los exosomas, que son unos pequeños
sacos membranosos con sustancias capaces de modificar los tejidos que
las rodean. Los exosomas se pueden fusionar con las células vecinas y
transferir su contenido, lo que contribuiría a la extensión del cáncer.
Las vesículas contienen material genético y proteínas implicadas en el
crecimiento de vasos sanguíneos, el crecimiento celular, la migración y
la capacidad del tumor para evitar la acción del sistema inmunológico.
El equipo descubrió que dos moléculas específicas presentes en los
exosomas, EGFRvIII y miRNA-21, podrían detectarse en la sangre de los
enfermos, lo que facilitaría el diagnóstico del cáncer, de difícil
prognosis y que en la actualidad requiere de métodos muy invasivos para
su detección.