El cáncer de células renales, también llamado
adenocarcinoma renal o hipernefroma, a menudo se puede curar si se
diagnostica y se trata cuando todavía está localizado en el riñón y el
tejido circundante inmediato. La probabilidad de curación está
directamente relacionada con el estadio o el grado de diseminación del
tumor. Aun cuando los ganglios linfáticos regionales o los vasos
sanguíneos están comprometidos por el tumor, un número significativo de
pacientes puede lograr una supervivencia prolongada y una probable
curación.
Cuando hay metástasis a distancia, la supervivencia sin enfermedad es
precaria; sin embargo, en algunas ocasiones, algunos pacientes
seleccionados sobrevivirán después de la resección quirúrgica de todo el
tumor detectado. Debido a que se diagnostica a la mayoría de pacientes
cuando el tumor está todavía relativamente localizado y es susceptible
de extirpación quirúrgica, aproximadamente 40% de todos los pacientes de
cáncer de células renales sobreviven por 5 años. Ocasionalmente,
algunos pacientes con enfermedad local avanzada o metastásica pueden
presentar una evolución poco activa durante varios años. De tanto en
tanto, también se presenta una recidiva tardía del tumor muchos años
después del tratamiento inicial.
El
cáncer de células renales es uno de los pocos tumores de los que hay
casos bien documentados de regresión espontánea del tumor sin
tratamiento, pero esto se presenta muy raramente y puede no conducir a
una supervivencia a largo plazo. La resección quirúrgica es el soporte
principal del tratamiento de esta enfermedad. Incluso en pacientes con
tumor diseminado, las terapias locorregionales pueden desempeñar una
función importante en el alivio de síntomas del tumor primario o de la
producción ectópica de hormonas. La terapia sistémica ha demostrado
tener solo una limitada eficacia.