Actualmente el cáncer de mama es la principal causa de cáncer en
mujeres, razón por la cual son cada vez más las que buscan respuesta en
la dieta como tratamiento o prevención para futuras generaciones.
En años recientes, el papel de la soya y linaza en el desarrollo de
cáncer de mama han sido de los temas que ha recibido mayor atención, ya
que no se ha logrado dar una respuesta contundente sobre su rol como
protectores o detonantes.
Las bajas tasas de incidencia y mortalidad por cáncer de mama en los
países orientales, donde el consumo de soya es bastante elevado,
llevaron a la especulación de que ciertos de sus compuestos son los que
pueden ejercer un efecto protector.
Sin embargo, por cada estudio que ha encontrado efectos positivos,
han seguido otros que mas bien sugieren un efecto detonante del
crecimiento de tumores, llevando a gran confusión, tanto a
profesionales en salud como a muchos pacientes que buscan una respuesta
en estos alimentos.
El efecto de la soya
La
soya es rica en compuestos llamados fitoestrógenos, los cuales se
encuentran en muchos alimentos vegetales, pero en la soya son
particularmente altos. El principal fitoestrógeno de la soya son las
isoflavonas.
Sus efectos biológicos se deben a que su composición química es
similar a los estrógenos, las hormonas femeninas. Los estrógenos
estimulan la reproducción celular al unirse a receptores en el tejido
mamario, entre mayor exposición tenga una mujer a los estrógenos, mayor
será su riesgo de cáncer de mama. Se ha encontrado que las isoflavonas
de la soya pueden tener un efecto “anti – estrogénico”, uniéndose a los
receptores del tejido mamario, y de esta forma evitando que se expongan
a los “estrógenos reales” que pueden inducir el cáncer. Sin embargo,
también tienen ciertos efectos que mas bien pueden ser promotores de
estrógenos aumentando el riesgo de cáncer de mama. Por esta doble
acción, es que todavía no se ha logrado dar respuestas contundentes.
Respuestas sobre la soya
La evidencia hasta el momento no permite dar una recomendación
definitiva respecto al consumo de soya y cáncer de mama, sin embargo,
con lo que se conoce hasta el momento, se puede concluir que las
consideraciones más importantes respecto a la soya son las siguientes:
- Momento de exposición a los componentes de la soya
En relación a cáncer de mama, se ha demostrado que las primeras
décadas de vida (en la infancia y pubertad) son en las que se puede
ejercer el mayor efecto protector a través de la dieta.
Con el consumo de soya, también se ha sugerido que el mayor efecto
puede darse cuando se incluye en la dieta pre pubertad, como sucede en
poblaciones asiáticas. De hecho, este factor es lo que puede estar
haciendo la diferencia en la menor incidencia de cáncer en Asia.
Por lo tanto, para familias con alto riesgo de cáncer, puede ser más
importante el empezar a estimular el consumo de soya en los más
pequeños. Se estima que haciendo cambios en los patrones de
alimentación de las familias, se pueden observar cambios en los
patrones de riesgo de cáncer dos generaciones después.
Otro factor de suma importancia es que la protección que se ha encontrado se debe al consumo de
alimentos fuentes de soya, y no de los suplementos.
La seguridad de los suplementos no ha sido evaluada, y muchos
estudios han encontrado que es en dosis muy altas como se puede obtener
de los suplementos, mas bien se estimula el crecimiento de tumores
dependientes de estrógenos. Por lo tanto, NO SE RECOMIENDA EL CONSUMO
DE SUPLEMENTOS, en especial en mujeres que son sobrevivientes del
cáncer o están en alto riesgo.
Si se desea la protección de la soya, lo mejor que se puede hacer es
empezar a incluir alimentos a base de ésta en la dieta. Al analizar la
relación entre los alimentos y el riesgo de cáncer, la mayor protección
se ha observado por el consumo de Tofu, el cual es la principal forma
de consumo de soya en Japón y China. Alimentos a los que se les
adiciona más sal como el miso, no han demostrado tanta protección
- Cantidad de soya en la dieta
Al analizarse las cantidades de consumo de soya e isoflavanos, la
mayor protección se observa en las mujeres asiáticas que mantienen un
consumo alto y moderado. El consumo moderado se considera como 10 mg de
isoflavones por día, y el consumo alto 20 mg o más. 20 mg de
isoflavonas se pueden obtener fácilmente de:
- 1 taza de leche de soya
- 100 g de tofu
- 35 gramos de frijoles de soya crudos
- 10 gramos de nueces de soya
- 10 gramos de harina de soya
Resumen de recomendaciones sobre la soya Ante
todo se debe tener presente que el cáncer es un proceso complicado en
el que interviene muchos factores, como genética, ambiente, dieta.. Por
lo tanto, no se puede señalar a un solo componente como protector o
detonante del proceso. Con esta información que se tiene hasta el
momento, lo que se puede recomendar es lo siguiente:
- Si se desea incluir soya en la dieta se debe hacer a través de
alimentos, y no suplementos. Los mejores alimentos son los menos
procesados como el tofu, frijoles de soya o nueces sin sal adicionada.
- Se deben incluir en cantidades moderadas.
- Probablemente la mayor protección se da en los primeros años
de vida, así que si en la familia hay riesgo de cáncer, es bueno
estimular a las nuevas generaciones a consumir estos alimentos en
edades tempranas.
- Para mujeres sobrevivientes de cáncer o mujeres
postmenopáusicas en alto riesgo, es mejor no incluir en la dieta
intencionalmente productos de soya, ya que en estos grupos todavía no
esta claro si realmente es detonante del cáncer.
Linaza y cáncer de mama
La linaza por su parte contiene lignanos, que al consumirse se
metabolizan en el tracto digestivo a compuestos que también son
químicamente similares a los estrógenos. De hecho, el aumento en los
compuestos similares a estrógenos después de consumir linaza es mucho
mayor que después del consumo de soya.
Por su contenido de lignanos, un grupo de investigadores de la
Universidad de Toronto, se ha dedicado por mucho tiempo en estudiar su
efecto anticancerígeno. Contrario al caso de la soya, sí han logrado
dar con conclusiones contundentes respecto al papel de la linaza y
cáncer de mama. Su conclusión ha sido que
sí existe un claro efecto protector por parte de la linaza.
Las recomendaciones más importantes con respecto a la linaza son las siguientes:
- Para protección se recomienda el consumo de 25 gramos (2
cucharadas) de linaza molida diaria. Es mejor consumir la semilla
molida ya que es como mejor se absorbe y aprovecha por el cuerpo.
Además es en la semilla no en la fracción del aceite donde se
encuentran los lignanos protectores.
- Para mujeres sobrevivientes o en tratamiento contra el
cáncer, la linaza también ha demostrado ser bastante beneficiosa. La
suplementación de la dieta con 25 gramos de linaza ha demostrado
reducir el crecimiento de tumores, en mujeres que ya ha sido
diagnosticadas con cáncer de mama.
- En mujeres en tratamiento con tamoxifeno, la linaza ha
demostrado potenciar el efecto de inhibitorio de éste en el crecimiento
de tumores, por lo que puede ser bueno coterapia.