Mucha gente
se pregunta cuál es la probabilidad de que las biopsias o la extracción
de tejido tumoral permitan la expansión del cáncer, localmente o por
metástasis a las glándulas o a través del torrente sanguíneo. Puede
ocurrir, pero con el cuidado apropiado, las probabilidades son pequeñas.
A día de hoy se dispone de herramientas que puedan detectar
células tumorales en el torrente sanguíneo. La tecnología no es
perfecta, dejando incertidumbre sobre si algún test está detectando
células capaces de formar metástasis. Sin embargo, los estudios
preliminares sugieren que, en muchos casos, las células cancerosas están
presentes en el torrente sanguíneo antes, durante, e incluso después de
cirugía y pueden aumentar durante algunas operaciones.
Fuente: http://www.quackwatch.org/
No se ha determinado si ese aumento debido a la cirugía
está correlacionado con el desarrollo de metástasis o de una
supervivencia más pobre. Hasta que se tenga dicha evidencia, se pueden
realizar algunas observaciones. El pronóstico con algunos tipos y etapas
del cáncer es muy bueno a pesar del uso rutinario de la biopsia y de la
cirugía, indicando que cualquier contribución a la extensión del cáncer
debe ser pequeña. Por ejemplo, el cáncer de pecho no tratado es
propenso a la extensión a través de nodos linfáticos (en la axila) y
también por torrente sanguíneo a los pulmones, huesos y otras partes. A
pesar de que se realiza de forma rutinaria biopsia y tratamiento
quirúrgico, solamente el 6.7% de pacientes con cáncer de mama de hasta 3
centímetros de diámetro desarrollan metástasis axilares en el plazo de
cinco años [1]. Si se excluyen los cánceres de peor pronóstico (un
tamaño grande del tumor, alto grado de malignidad y sobreexpresión de
receptores), el índice del desarrollo de metástasis a los nódulos
linfáticos es de solamente el 2%.
Sabemos de otros estudios que muchas, posiblemente todas
estas metástasis estarían presentes antes de cualquier atención médica,
pero imperceptible clínicamente. Y lo mismo podría decirse de su
extensión al torrente sanguíneo. Solamente el 11% de tales pacientes
desarrollaron metástasis distantes en el plazo de cinco años, y
solamente el 5% cuando se excluyen los de peor pronóstico. Se sabe que
los cánceres de mama más agresivos pueden dar lugar a metástasis a
través de la sangre (y por tanto en buena parte imperceptibles) ocultas
durante cierto tiempo, de modo que muchas o la mayor parte de estas
metástasis existen antes de cualquier intervención. La biología del
cáncer parece ser otra vez el factor principal de estos resultados. Las
mismas consideraciones se aplican a otros cánceres con altas tasas de
curación.
Riesgo quirúrgico
Las operaciones quirúrgicas bien realizadas no extienden el
cáncer más que muchas otras actividades comunes. Las operaciones se
diseñan para la extracción de tejido en zonas relativamente alejadas del
tumor. Un cáncer de mama se extrae con un entorno de seguridad de 1
centímetro o más de tejido normal circundante siempre que es posible.
Con el cáncer de colon o estómago, ese entorno de seguridad se extiende a
5 centímetros cuando sea posible. Con un melanoma se extrae 1
centímetro de piel normal alrededor del tumor, y los tejidos finos
subcutáneos bajo el límite del músculo para evitar que el tumor
“arraigue”.
Donde no es posible esa separación y el tumor está peor
localizado, la extensión local del cáncer es probable, con células que
posiblemente lograrán alcanzar el torrente sanguíneo o nódulos
linfáticos. Las consecuencias de esto dependerían de la localización
anatómica, así que es difícil generalizar. En algunos casos, la
radioterapia se utiliza para atacar cualquier célula que se pudo haber
separado durante la cirugía.
Riesgo de la biopsia
Debe haber poco riesgo de la extensión del cáncer por una
biopsia en la cual el tejido tumoral se haya extraído con facilidad.
Esto es posible en cánceres superficiales de piel incluyendo melanoma,
tumores linfáticos, y cánceres de mama pequeños. Es también inverosímil
que tomando una muestra de 2-3 milímetros de un tumor dondequiera en el
aparato gastrointestinal, la zona respiratoria, o la vejiga durante
examinaciones endoscópicas, la técnica habitual de biopsia, se vaya a
aumentar la extensión. Estos cánceres ya están sometidos a
perturbaciones severas diariamente por su localización y las
características de la zona. De hecho un síntoma común es el sangrado
local en la zona por la invasión del tejido tumoral.
No se dispone de ninguna evidencia de que tales biopsias
pueden inducir la propagación del tumor a través del torrente sanguíneo,
pero es una posibilidad teórica. La citología por aspiración con aguja
fina (FNA) es menos traumática que las agujas más grandes usadas para
las biopsias y debe ser más segura, aunque la última proporciona más
información sobre el tumor en algunas situaciones. Los riesgos
principales de la extensión se producen principalmente con los sarcomas
-cánceres del tejido fino y del hueso. Sin embargo, el riesgo es bien
conocido, así que las biopsias de este tipo se planean cuidadosamente de
modo que ese área se extrae en una intervención posterior. El potencial
para la expansión al torrente sanguíneo no se conoce bien, aunque
teóricamente es posible, si no probable. Sin embargo, los riesgos de un
mal diagnóstico a la hora de escoger el tratamiento más eficaz son mucho
mayores.