Las sobrevivientes de cáncer de mama se encuentran entre las mujeres que más podrían beneficiarse de la actividad física regular; sin embargo, pocas cumplen las recomendaciones nacionales de realizar ejercicio durante los 10 años siguientes a ser diagnosticadas, según un estudio realizado por investigadores del Centro de Investigación para el Cáncer Fred Hutchinson. Estudios previos y pruebas disponibles muestran una fuerte asociación entre la actividad física y la reducción de la mortalidad, la supervivencia prolongada y una mayor calidad de vida de las sobrevivientes de cáncer de mama. Con 2.9 millones de sobrevivientes de cáncer de mama que viven en los Estados
Unidos y otras 80,000 que se agregan cada año, hay un interés considerable en los factores que promueven la salud y el bienestar entre estas mujeres. El estudio, publicado en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers and Prevention, siguió a un grupo étnicamente diverso de 631 sobrevivientes de cáncer de mama entre las edades de 18 a 64 años de Nueva México, condado de Los Ángeles, y el oeste de Washington durante 10 años.
La actividad aeróbica recreativa se determinó para cada mujer a través de entrevistas y cuestionarios del año antes del diagnóstico y de nuevo dos, cinco, y 10 años después de la inscripción en el estudio.
Previo al diagnóstico, el 34 por ciento de las mujeres cumplieron con las directrices de actividad física de Estados Unidos. Este porcentaje se mantuvo durante los dos años siguientes. El porcentaje de mujeres que cumplían con las directrices de actividad aumentó a 39.5 por ciento en cinco años, pero luego se redujo a 21.4 por ciento a los 10 años. En general, los investigadores encontraron que menos del 8 por ciento de los sobrevivientes cumplieron con las directrices de actividad física de
Estados Unidos en todos los puntos de tiempo de estudio.
Las directrices de actividad física de Estados Unidos indican al menos 150 minutos por semana
de ejercicio moderado o por lo menos 75 minutos por semana de actividad vigorosa. Los investigadores se centraron en 16 actividades recreativas físicas: caminar rápido, trotar, correr, senderismo, aerobic, ciclismo, natación, tenis, golf, esquí, pista nórdica, baile rápido, bowling, remo, equitación y gimnasia.
“La Sociedad Americana del Cáncer recomienda que las sobrevivientes de cáncer realicen
ejercicio durante por lo menos 150 minutos por semana. La mayoría de sobrevivientes también pueden beneficiarse de los ejercicios de entrenamiento de fuerza al menos dos días a la semana”, dijo Caitlin Mason, Ph.D., autora principal e investigadora postdoctoral en la División de Ciencias de la Salud Pública de Fred Hutch. “Para las sobrevivientes que no han sido previamente activas, les recomendamos que trabajen gradualmente en estas recomendaciones”, dijo.
Los investigadores se sorprendieron por la gran caída en la actividad durante los cinco y 10 años de seguimiento. Después de tomar en cuenta factores como la edad y el tamaño corporal al momento del diagnóstico, el estudio no encontró otras características personales o aspectos relacionados con el tipo de cáncer de mama y su tratamiento se asoció significativamente con el descenso de la actividad entre los informes en los períodos de cinco y 10 años.
“Parece poco probable que este patrón refleje solo el envejecimiento dada la coherencia y la magnitud de la tendencia en todos los grupos de edad”, escribieron los autores. “Si esto refleja un efecto de cohorte o de un aspecto único de la experiencia de la supervivencia del cáncer no está claro”.
Todas las mujeres fueron inscritas en estudio denominado HEAL, por sus siglas en inglés, (Salud, Alimentación, Actividad y Estilo de Vida), que investiga los métodos para mejorar la supervivencia
del cáncer de mama. La autora principal, Anne McTiernan, Ph.D., miembra de la División de Ciencias de la Salud Pública de Fred Hutch, es la investigadora principal del estudio multi-sitio. La cohorte del estudio HEAL representa uno de los pocos grupos
de sobrevivientes de cáncer de mama que ha repetido la evaluación de la actividad física durante una década después del diagnóstico. Los autores reconocen que los niveles de inactividad pueden ser subestimados debido a que las mujeres incluidas en el estudio tendían a ser un poco más jóvenes y tenían menos probabilidades de fumar, tener enfermedad avanzada o tener límites para hacer actividad física en comparación con los sobrevivientes que no fueron seguidos durante 10 años.
Los predictores de la actividad física en esta población siguen siendo poco conocidos, según los autores. “Nuestra incapacidad para identificar muchos predictores significativos de la participación
a largo plazo de la actividad física sugiere que los factores que influyen en los comportamientos
de actividad física en las sobrevivientes de cáncer de mama son complejos y pueden diferir de los
de la población en general”, escribieron los autores. “Consideración adicional de factores y cuestiones psicosociales relacionadas con el manejo del dolor, la fatiga y los efectos del tratamiento específico pueden ayudar a entender mejor los problemas que enfrentan las sobrevivientes de cáncer y sus efectos en la participación en actividades físicas”.
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